Período Predinástico:
Hace más de 10.000 años, el Valle del Nilo era una zona pantanosa, por lo que los primeros habitantes de Egipto ocuparon, probablemente, las zonas mesetarias que flanquean el valle por oriente y poniente. Estos altiplanos no constituían los grandes desiertos que hoy conocemos, sino que eran enormes extensiones de boscajes y vegetación.
Los primeros pobladores del Valle del Nilo fueron los camitas y semitas, que se asentaron en las orillas del río y construyeron poblados de agricultores y ganaderos. Las zonas habitadas fueron dos, que darían origen a los dos focos de cultura más importantes: la zona alta del río, al sur (restos de Deir Tassa) y la zona baja, en el delta (Merimde beni Salome).
Imperio o Reino Antiguo (3.100-2.160 a.C.) :
A finales del cuarto milenio, el rey Narmer, del Alto Egipto, conquistó el norte y unificó los dos reinos fijando como capital a Menfis . Así se formó el primer Estado en la historia de la humanidad y también se inició el período de las dinastías, o sea, de la serie de reyes pertenecientes a la misma familia.
Las dos primeras dinastías son las llamadas tinitas que llevaron al pueblo egipcio a un período de gran prosperidad económica. En la III dinastía destacó el rey Zoser, quien comenzó la construcción de las pirámides como tumbas reales. En la dinastía XVIII, el rey de Egipto comenzó a llamarse faraón, que significa "gran casa" o "lugar del templo", esto porque originariamente se refería al palacio y no al morador principal, pero por costumbre se llama faraones a los reyes de Egipto desde la primeras dinastías.
Imperio o Reino Medio (2.040-1.786 a.C.) :
Después de una larga etapa de confusión y guerra civil, hacia el 2.000 a.C. vino la salvación de Egipto de manos de la XI dinastía, originaria de Tebas. Esta dinastía marcó uno de los momentos de mayor esplendor del Egipto Antiguo y contó con importantes faraones, como Amenemhet I, Sen-Usret I, Amenemhet II, Sen-Usret II y Amenemhet III . Todos ellos llevaron a cabo victoriosas campañas militares y condujeron al pueblo egipcio a su edad de oro.
En la XIII dinastía se produjo la desintegración del Estado, lo que provocó que, hacia la XIV dinastía, los hicsos invadieran Egipto. Los faraones de la XVII dinastía de Tebas, conocidos como tebanos, emprendieron la reconquista y lograron vencer a este pueblo invasor. El período entre las dinastías XIII y XVII se denomina Segundo Período Intermedio (1.786-1.567 a.C).
Imperio o Reino Nuevo (1.567-1.085 a.C.) :
Ahmosis I, de la dinastía XVIII, logró expulsar definitivamente de Egipto a los hicsos y pudo restablecer el gobierno. Sus sucesores, Amenofis I y Tutmosis I, lograron extender las fronteras del imperio e iniciaron una nueva época de esplendor. Luego vino un período de confusión que terminó con el gobierno de Tutmosis III, que llevó el dominio egipcio hasta el río Eufrates. Egipto se convertía, así, en el imperio más importante de Oriente.
Durante los dos reinados siguientes se vivió una época de paz. Amenofis IV llevó a cabo una reforma religiosa que consagraba a Atón como único dios y por ello trasladó la capital a la ciudad de Aketatón. Su sucesor, Tutankamón, se vio obligado a restablecer el culto tradicional porque los sacerdotes de Amón y el pueblo se opusieron a la reforma anterior. Con Ramsés I, la ciudad de Tebas alcanzó una gran prosperidad y representó el último gran momento de Egipto.
Menefta, de la dinastía XIX, se enfrentó a los libios y a los pueblos del mar (pueblos de Asia Menor y los aqueos) que amenazaban a Egipto. Ramsés III logró rechazar a estos pueblos y mantener la paz por algunos años, pero el imperio ya estaba debilitado y había perdido su influencia en el Cercano Oriente.
Decadencia del imperio o Tercer Período Intermedio (1080-730 a. de C.):
Con el reinado de Sheshonq I, de la dinastía XXII, el imperio quedó dividido y fue ocupado por distintos pueblos, entre ellos libios, etíopes y asirios. En el siglo VI a.C. se producen los primeros signos de recuperación cuando Psamético I, de la dinastía XXVI, logró expulsar del territorio a las tropas asirias que habían permanecido allí por casi veinte años.
Tras unos pocos años de independencia que coinciden con la caída de Asiria y la convivencia con el imperio Neobabilónico, Egipto es conquistado por el rey persa Cambises el 525 aC. Se sucedieron tiempos de dominio persa y rebeliones durante los dos siglos siguientes. Con la conquista de Alejandro Magno y luego la invasión romana, Egipto volvería a ocupar un lugar central en Oriente y en el Mediterráneo.